¿Cómo entrenar y mejorar en un juego competitivo?

mejorar en un juego competitivo

Introducción

Hasta ahora los temas explorados en la segunda sección del libro han tomado un enfoque ligeramente abstracto, con una estructura generalista en cuanto a su alcance.

Si bien considero que las ideas que se han descrito harán que el lector no se vaya con las manos vacías, tal vez sea un poco difícil encontrar aplicaciones prácticas inmediatas para casos que considere de su particular interés y beneficio.

Por ello, en este apartado se ofrecen recomendaciones que pueden configurar un protocolo de buenas prácticas para el estudio y entrenamiento en juegos competitivos.

Una realidad que la mayoría de jugadores tienen que aceptar

Pero, antes de nada, hemos de aceptar una realidad preliminar que a vistas de la honesta experiencia se aparenta inevitable: la diferencia significativa entre jugar por diversión y jugar con el expreso objetivo de aprender y competir; en esta observación ya muchos se autoengañan al interpretar que realizando lo primero se hace lo segundo.

No, el aprendizaje adecuado conlleva una consciencia presencial, una concentración y un sacrificio expresos para la consecución de actividades diferenciables que en conjunto engloban el estudio de una disciplina, y, ni siquiera en un juego, no todas esas actividades resultan siempre fáciles y entretenidas.

Asimismo, la misma persona que es capaz de dedicarle cientos de horas al análisis y reflexión de una cosa es capaz también de hallarse desganada o completamente pérdida en el estudio de otra.

Esa clase de diferencia es la que separa a aquel que juega al póker con sus amigos de aquel que meticulosamente examina escenarios, memoriza probabilidades y observa con atención el comportamiento del resto de integrantes de la mesa; la diferencia entre el que juega al blackjack para ver si tiene suerte y el que en su cabeza sabe contar cartas.

Asimilar la observación cuanto antes es importante, pues nos ayudará a establecer las expectativas esperadas de uno mismo respecto al juego que deseamos aprender.

No hay problema alguno con no querer emplearse a fondo, pero, si hay una real intención de aprender, hay que estar dispuesto a someterse a una rutina que vaya más allá de la mentalidad de jugar partidas por defecto.

Tácticas fundamentales: lo más importante de todo

En lo que ya respecta al estudio de títulos competitivos, la lección más importante para los jugadores iniciados y de nivel intermedio que desean mejorar es que la comprensión y dominio de las tácticas fundamentales siempre preceden a cualquier grado de verdadera pericia estratégica.

A diferencia de actividades donde se reparten las responsabilidades de dirigir y hacer, en juegos competitivos es el jugador el que ordena y se encarga de la directa realización de sus órdenes.

Así, ninguna estrategia efectiva se podrá desarrollar estando la habilidad táctica ausente; es por ello que el estudio de un juego debe comenzar siempre por la repetida ejecución de tácticas en situaciones sencillas e ir subiendo progresivamente la complejidad de los problemas a resolver.

No ha de cometerse el común error, tan equivocado, de empezar a construir la casa por el tejado por el mero hecho de que hacerlo por los cimientos se aparente menos entretenido en el corto plazo; con las prisas sólo se refuerzan comportamientos equivocados que a la larga obstruyen el proceso de aprendizaje.

Reflexiónar sobre las derrotas

No podemos enfatizar lo suficiente la importancia de la reflexión sistemática sobre los errores cometidos.

Silencioso y omnipresente, el vicio más tentador y extendido para el jugador moderno no arraiga en una reticencia a buscar información que le sea útil; arraiga en la casi religiosa aversión a no aplicarla y a no detenerse a examinar qué se hizo mal, cómo y cuándo.

La mayoría de jugadores, conscientes o no de ello, se niegan en rotundo a analizar con detenimiento sus derrotas; prefieren lanzarse a jugar otra partida y no terminan localizando con precisión la coyuntura crítica en la cual se acabó forjando su fracaso.

Si hay dos ajustes que implementar en nuestra rutina de juego, la constante revisión de tácticas fundamentales y la pausa para la reflexión son, sin duda, las más necesarias.

Implicaciones de los dos primeros aspectos

Las dos primeras lecciones tienen ramificaciones igualmente relevantes.

Si la ejecución táctica domina sobre la estrategia, entonces hay que aprender a identificar cuáles son las más esenciales para luego practicarlas hasta la saciedad.

Primero deben venir las tácticas más simples y aplicables.

Si hay suerte, alguien habrá enumerado habilidades y escenarios de aprendizaje básicos para el estudio de nuestro juego competitivo.

Probablemente el más analizado y discutido hasta la fecha, entre ellos el ajedrez goza de una riqueza literaria que cubre desde los aspectos más elementales hasta las abstracciones más profundas.

En el lado más sencillo de la curva de aprendizaje, a los ajedrecistas novatos se les enseña a mover las piezas y a realizar jaque mate al rey con combinaciones de ellas sobre un tablero vacío; tras familiarizarse con lo más elemental, muchos erran al lanzarse exclusivamente a jugar o continúan con el estudio de las aperturas, una ardua tarea mnemotécnica cuyo resultado no estimula la verdadera comprensión.

En realidad, el buen camino parece que pasa por la resolución de puzles tácticos y finales de partida, donde patrones de ataque y ganancias de calidad se internalizan y convierten en segunda naturaleza; después se pueden explorar ideas en las que se introduzcan más agentes, más variables y más caos.

Los títulos de origen moderno rara vez tienen el lujo percibido por el ajedrez.

Sin embargo, es posible encontrar soluciones alternativas que suplan la ausencia de una larga tradición de estudiosos devotos.

Para encontrar problemas y situaciones que analizar, muchos videojuegos competitivos disponen de herramientas software endógenas y exógenas de visualización de datos y repetición de partida.

De forma un poco más rudimentaria, en títulos de cartas se pueden capturar situaciones interesantes imprimiendo imágenes de pantalla; sobre el tablero esta actividad es más incómoda, pero con algo de tiempo e ingenio se puede desarrollar un sistema manual que registre escenarios para su posterior reconstrucción.

Bien ordenadas, anotaciones en un cuaderno o en una tabla de datos que registren el historial de partidas siempre son buena idea.

Identificar aspectos específicos y centrarse en ellos

Tómese un planteamiento por pasos al entrenar.

Teniéndolo en mente, cada sesión debería servir para practicar aspectos concretos de juego.

Cuando una debilidad destaca sobre el resto, el jugador se beneficiará de la continúa repetición de esa coyuntura en la que comete sus más graves errores.

Imaginemos un escenario en el cual el jugador se da cuenta de que pierde la partida al ponerse nervioso; lo normal es que pretenda corregir el problema jugando más; lo óptimo sería encontrar el fallo a partir del cual se descarga en cascada la secuencia de errores y revivir ese escenario hasta que ya no suponga un obstáculo.

Aprovechar el ecosistema existente y copiar a otros

Internet rebosa de páginas web dedicadas a informar sobre infinidad de temas distintos. Plataformas como YouTube o Twitch permiten espectar a los maestros de los juegos competitivos más relevantes, a veces incluso en directo y comentadas desde su propia perspectiva.

Muchas averiguaciones pueden hacerse a base de ver a expertos que ya se molestaron en discriminar cuál es el camino indicado.

Un método de enseñanza muy extendido consiste en buscar a uno o dos jugadores establecidos, seguir su ejemplo y prestar especial atención al modo que tienen de reaccionar a las amenazas que se les presentan durante sus partidas; el método es bastante recomendable.

No hay deshonra alguna en copiar lo que un jugador reconocido hace, pero sobre todo se ha de procurar entender por qué nuestro referente actúa como actúa.

Además, frecuentados con sana moderación, existen foros y subforos en los cuales podemos encontrar información auxiliar y conversar con gente afín.

Buscar al compañero de juego adecuado

La idea de buscar a un compañero de entrenamiento cobra un valor sustancial no ya porque se accede a puntos de vista ajenos; en su justa medida, la realización regular de una actividad por parejas o en grupos pequeños, probablemente con no más de tres o cuatro integrantes serios, aumenta la determinación de mejorar.

Idealmente se debe disponer de alguien que nos supere en habilidad técnica y, a ser posible, también explicativa; por desgracia las dos cualidades no siempre van de la mano.

Siendo jugadores de alto calibre, hay personas a las que no se les da bien expresarse o directamente se muestran reticentes a dar explicaciones satisfactorias de los errores que otros cometen al jugar.

No debería ser razón lo suficientemente poderosa para el abandono, pero la tenue antipatía y los comentarios escuetos son endémicos a cualquier comunidad competitiva.

Junto a la práctica estándar de jugar partidas, siguiendo las recomendaciones descritas el lector pronto experimentará una visible mejoría que se notará tanto en la calidad técnica como estilística de su juego. Para finalizar mostramos dos diagramas que ofrecen una visión resumida de pasos a tomar en el análisis de juegos competitivos; se recomienda que se acompañen del resto de diagramas y métodos que han sido expuestos en anteriores apartados.

El análisis prepartida

análisis y entrenamiento antes de la partida o estudio del metajuego

El análisis después de la partida: saber distinguir entre fallo táctico o estratégico, ejecución o idea

Miguel Fernandez

Miguel Fernandez

Finalidades de una táctica
El desequilibrio del metajuego y las tres finalidades de una táctica

Aunque existan formas más concretas y útiles de clasificarlas, se puede concluir que cualquier táctica desplegada por un jugador cumple a grandes rasgos una de tres finalidades.

Además de aspectos como la interacción y la posibilidad de contrarrespuesta, cualquier metajuego saludable requiere la presencia de tácticas que cumplan los tres tipos de finalidades.