Criptomonedas: las estafas más comunes, explicadas

estafas de criptomonedas
Fotografía: QuoteInspector.com

Los incertidumbre que reina en la industria de las criptomonedas

En su breve y controvertida historia el mercado de las criptomonedas por la mayor parte ha carecido de regulación y de control institucional, así como en la actualidad todavía carece de intermediarios para la realización de cierto tipo de transacciones comunes en los más maduros y regulados mercados financieros tradicionales.

Formando al mismo tiempo parte de su atractivo y de su riesgo, las criptomonedas de uso común no se hallan protegidas por ningún banco central ni están supervisadas directamente por otra entidad pública.

Al tratarse de activos digitales basado en tecnología de cadena en bloque (un sistema de verificación contable descentralizado),  las mismas monedas se almacenan en “wallets” o monederos digitales, cuya vía de protección para el público general a lo sumo se logra mediante el requisito KYC (Know Your Customer), según el cual una institución estatal obliga a la empresa titular —con frecuencia un mercado de intercambio de criptomonedas— a que identifique fehacientemente la identidad oficial de las personas que operan con las «carteras calientes» asociadas a su plataforma y, por lo tanto, conozca a sus propietarios.

Salvando la presencia del KYC, la ausencia de regulación identitaria en el mercado de criptoactivos ha provocado que se hayan disparado los casos de estafa, problema que en principio se verá paliado con el reglamento MiCA, la normativa comunitaria que va a suponer la creación de un marco regulatorio para los países miembros de la Unión Europea.

Principalmente, existen tres tipos de estafa entre los ciberdelincuentes en materia de delitos digitales, las cuales vamos a pasar a analizar a continuación.

Estafas Ponzi y piramidales

Si bien se suele emplear el término «estafa Ponzi» y «estafa piramidal» para aludir a la misma idea, la verdad es que ambos conceptos poseen matices que los diferencian. Un esquema Ponzi, a pesar de que a menudo sea también piramidal, no tiene obligación de serlo.

La famosa estafa Ponzi es uno de los sistemas de estafa más clásicos que se conocen, desarrollado a lo largo de todo el siglo XX y modernizado hoy en día para su implementación a un nivel digital.

En un esquema Ponzi los estafadores se aprovechan de un mercado de inversión en el que tratan de captar a personas que carecen de conocimientos sobre los instrumentos relacionados, las criptomonedas siendo el ejemplo más novedoso de ellos. En España podemos ver, por ejemplo, el muy comentado caso Biosca, cuyo fraude supera los trescientos millones de dólares en bitcoin.

A las víctimas de un esquema Ponzi se les promete siempre rendimientos elevados, a menudo justificados con terminología críptica y cálculos o gráficos falsos que cogen desprevenidos al espectador y aparentan competencia por parte del estafador. Una vez convencidos, muchos de los estafados incluso se endeudan con la finalidad de acometer la inversión y acaban sufriendo un importante perjuicio patrimonial, ya que no sólo pierden sus ahorros, sino que pueden acabar afrontando la carga adicional de la devolución del préstamo con interés.

¿Cómo funciona un esquema Ponzi?

En un esquema Ponzi los inversores o estafadores originales del esquema reciben ganancias a través de captar el dinero de nuevos inversores mientras fingen poseer una cartera de activos. Realmente en un Ponzi no hay inversión o, si la hay, apenas cubre la cantidad íntegra establecida en el portafolios oficial del proyecto. A lo que se dedican los gestores del Ponzi entonces es a transferir el dinero ingresado por los nuevos clientes a los antiguos que demanden una retirada, estableciendo sobre el papel tasas de retorno altas en plazos cortos que simultáneamente aumentan el atractivo especulador del proyecto al traducirse, para unos pocos, en ganancias reales.

Con la intención de captar al máximo de usuarios posible, con frecuencia a las víctimas que entran en este tipo de negocio se las premia por captar a nuevos inversores de manera que, cuantas más captaciones realicen, mayor será la rentabilidad que obtengan; esto es lo que se conoce como un «sistema de referidos», que aplicado a una estafa es lo que realmente la convierte en piramidal. Los nuevos afectados deciden entrar ante la confianza generada por la recomendación recibida.

En el caso de las criptomonedas, la digitalización llega a permitir que todas las ganancias ficticias se vean reflejadas a través de plataformas o portales web accesibles por el usuario. Conviene destacar que, por muy interactiva y creíble que a veces parezca la plataforma, las ganancias son  falsas y nunca llegan a existir para la mayoría.

Los miembros de estas organizaciones fraudulentas crean los portales web con la única finalidad de poder continuar con el engaño, dotando a los mismos de una apariencia sofisticada y reflejando los supuestos ingresos obtenidos por cada usuario en una cuenta a la que acceden con nombre y contraseña personal.

Lo normal es que el esquema Ponzi llegue a su fin o bien cuando el flujo de ingresos excede las retiradas o cuando los estafadores deciden desviar de modo repentino los fondos, lo cual se acaba traduciendo en el cierre del servicio y en la imposibilidad de retirarlos por parte de los afectados.

Proyectos Token falsos

La estafa del token falso se trata de un modelo que se da con frecuencia en el mundo de los criptoactivos; también es conocido como «Rug Pull«, que significa «tirar de la alfombra» en español.

En este tipo de fraude los organizadores buscan que las víctimas inviertan en una criptomoneda o «token» propio creado con la única finalidad de recaudar todos los fondos posibles para posteriormente acabar huyendo con el dinero de los compradores.

Los estafadores desarrollan un proyecto en el que buscan lanzar una nueva criptomoneda. Tras introducir el token en un mercado de criptoactivos seducen a los inversores para que adquieran el mismo, por lo que acaba aumentado su valor ante el crecimiento de su demanda. Finalmente, se acaba retirando todo el dinero intercambiado por los afectados. La retirada de los fondos causa que el valor de los criptoactivos caiga a cero y pierda así todo su valor, de manera que los inversores perjudicados se ven incapaces de intercambiar sus tokens por otros o por dinero de curso legal.

Una de las características de las estafas de token falso radica en la dificultad de demostrar mala fe ya que, a diferencia de como ocurre en estafas como la Ponzi, en el proceso de adquisición de la moneda no tiene por qué haber un quebrantamiento de contrato. Es habitual que se tenga que demostrar que los dueños o gestores del token se comprometieron a implementar funcionalidades que no tenían intención de desarrollar. Por lo tanto, el riesgo principal de las estafas de token falso es la publicidad engañosa.

Estafas individuales y de falso bróker

Las estafas individuales poseen las mismas características que ya se han mencionado con anterioridad. El perjudicado se ve igualmente seducido por un negocio de inversión en criptomonedas que promete la obtención de una alta rentabilidad.

Sin embargo, en este supuesto la plataforma ofrece ayuda a los inversores para que comiencen a operar en un mercado de criptoactivos. La víctima contacta con la plataforma a través de un anuncio y desde la misma le adjudican un presunto bróker o asesor, el cual le va guiando en todas las operaciones financieras para ayudarle a invertir su dinero. El “bróker” traslada a su víctima lo que supuestamente es una muy buena oportunidad de inversión y le invita a efectuar un depósito inicial.

Con el paso del tiempo, el presunto asesor le informa de las ganancias acumuladas, y la plataforma incluso permite al afectado realizar en un primer momento pequeñas retiradas de dinero para generar credibilidad con la misma. De tal manera se consigue que el afectado siga invirtiendo su dinero.

Una vez las aparentes ganancias son elevadas, los estafados intentan retirar dinero de nuevo, pero se encuentran con una sorpresa: o bien se les anuncia que tienen que pagar un porcentaje de lo que desean retirar en concepto de impuestos, o bien se les comunica que están siendo investigados por blanqueo de capitales; en ambos casos se les traslada que la única forma de conseguir sus beneficios es pagando una cantidad determinada, lo cual es parte de la estafa, ya que ambas situaciones son totalmente ficticias. De esta forma, los estafadores consiguen obtener todavía más dinero de los estafados, y es en este punto cuando suelen cortar la comunicación con ellos, dejándoles completamente desamparados.

Estafa de apropiación indebida de cartera

Esta estafa, empleada por empresas como el famoso exchange FTX y su asociada firma de trading cuantitativo Alameda Research, consiste en la réplica de una antiquísima práctica bancaria que de hecho está detrás del origen de la controvertida reserva fraccional que ha imperado en el sistema bancario desde sus inicios.

Salvando terminología técnica, la estafa se da cuando la plataforma en la que el usuario está registrado, por lo general un mercado de intercambio de criptomonedas, rompe el los términos del contrato de la cuenta de depósitos del cliente y se apropia de los activos asociados a su cartera. La empresa hace esto para invertir en otros lugares, esperando que la inversión se revalorice y obteniendo un beneficio en el proceso.

Este tipo de estafas son difíciles de revelar ya que pueden funcionar bien y libre de sospechas incluso en plazos de tiempo largos; sólo se necesita que los clientes con cuentas de depósito no retiren su dinero en cantidades superiores a las disponibles en reserva total (de ahí que se utilice el término «reserva fraccionaria»,  porque la empresa no tiene un coeficiente de caja del cien por cien). 

Excluyendo la posibilidad de un chivatazo, lo que al final expone las estafas de apropiación indebida es un colapso a posteriori del sistema de transacciones al no poderse cumplir con retiradas masivas de depósitos. La firma no puede afrontar las órdenes de retirada porque o bien ha invertido mal el dinero de clientes que no consintieron en un proyecto arriesgado  (en cuyo caso el problema es uno de insolvencia) o bien porque no puede movilizar a tiempo los fondos suficientes para cumplir las retiradas (en cuyo caso el problema es de liquidez).

La estafa de apropiación indebida es común que quede evidenciada en períodos de recesión económica y mercados bajistas, que son cuando los usuarios son más propensos a retirar su dinero ante la incertidumbre financiera.

Características comunes y precauciones para evitar las estafas de criptomonedas

En esencia, todas las estafas descritas se revisten como negocios de cierta apariencia legal y se pueden combinar entre ellas al no ser mutuamente excluyentes.

En un primer momento es normal que todas permitan retirar los rendimientos generados por la inversión para que una vez generada la confianza en el inversor éste continúe depositando dinero. Posteriormente manifiestan que el capital ha quedado bloqueado por algún motivo y si son totalmente fraudulentas solicitan al afectado un depósito adicional para desbloquear la situación y así poder retirarlo de la plataforma.

Para no caer en este tipo de estafas conviene prestar atención al hecho de si se trata de plataformas o brókers que ofrecen servicios financieros de inversión que no se encuentran regulados, por lo que no cuentan con ninguna licencia para poder prestar servicios financieros y no se encuentran bajo la supervisión de ningún organismo gubernamental.

Asimismo, existen en muchas ocasiones advertencias emitidas por organismos como la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) alertando al público de dichas plataformas, que carecen de la autorización oportuna para la prestación de servicios de inversión.

Cabe señalar que en las estafas Ponzi, Rug Pull y de apropiación indebida se puede llegar a tener constancia de la identidad de los estafadores o de ciertos datos personales o cuentas rastreables a través del KYC, por lo que es posible identificar a los responsables y bloquear o rastrear las cuentas o wallets desde las que operan para la devolución del dinero a las víctimas.

En cambio, en las estafas particulares es más complicado dar con los responsables, ya que emplean identidades falsas y los números de teléfono que utilizan para comunicarse son adquiridos habitualmente en países como Reino Unido debido a que allí no es necesario aportar ningún tipo de dato de identificación a la hora de poder contratar una línea de teléfono.

Es importante ser precavido y no confiar en supuestos negocios de inversión con grandes promesas de beneficios en un corto periodo de tiempo. Aunque el mercado de las criptomonedas haya dado para historias de crecimiento que superan con creces a las de casi cualquier otro mercado financiero, como referencia hay que ser escéptico ante cualquier proyecto que prometa rendimientos anuales fijos o variables de más del 15-20 %, puede que incluso menos.

Se conocen casos de estafadores que aseguraban rendimientos mensuales o incluso semanales del 10 % o superiores. Conociendo el concepto de interés compuesto absurdas promesas como estas en seguida deberían quedar descartadas.

El sentido común y la educación, por lo tanto, son los primeros cortafuegos que han de imperar para evitar los embustes de este tipo.

Javier Revilla

Javier Revilla